La nueva regulación marítima IMOIII, que entró en vigor en 2020, ha supuesto un cambio drástico en la industria del transporte marítimo.
La nueva norma no solo ha afectado a las navieras, sino que ha salpicado de forma transversal a todos los agentes que de un modo u otro tienen una implicación en el sector.
¿Qué se quiere conseguir con esa norma y cómo afecta a la industria naviera?
La IMO 2020 es una regulación establecida en pro del medioambiente por la Organización Marítima Internacional (OMI). Su objetivo final es el de reducir las emisiones de óxido de azufre que generan los buques. En concreto se pretende que estas bajen hasta el 0,5% masa/masa.
Regular la normativa marítima en ese sentido es complicado porque implica acuerdos entre países y a toda el área de aguas internacionales. Con el fin de facilitar el camino se firmó hace casi cinco décadas el convenio MARPOL, en el que hoy en día participan 155 países y bajo cuyo marco se han ido desarrollando las normas de limitación de las emisiones tóxicas de los buques.
Hasta 2020 solo había unas zonas, las zonas ECA (Emission Control Areas) en las que se limitaba el tráfico de los barcos que superaran la emisión del 0,1% (límite incluso por debajo de lo que se ha establecido ahora con la nueva normativa). De este modo había varías áreas en el océano que estaban controladas:
- Mar Báltico.
- Mar del Norte.
- Zona de Norteamérica.
- Zona del mar Caribe de los Estados Unidos.
Desde el año pasado, con la IMOIII, además de esta restricción se exige que cualquier buque que opera fuera de estas zonas observe también un límite del 0,5% de emisiones, que hasta ese momento era del 3,5%.
Este cambio ha supuesto la revisión y adaptación de todos los buques que hasta el momento tenían sus rutas fuera de las zonas ECA y que no cumplían con el nuevo límite y consumían fueloil pesado. La industria ha buscado alternativas como el uso del gas natural licuado (LNG), los combustibles bajos en azufre (LSF) o la inclusión de depuradores en el sistema al fueloil pesado
En Transdiesel, como distribuidores de motores marinos, contamos con una gama de motores de la marca General Electric Transportation diseñados para cumplir con la nueva normativa sin necesidad de hacer post tratamiento. Es una solución exclusiva entre cuyos beneficios están además: el ahorro en volumen, costes de fabricación, mantenimiento e instalación.