Con la entrada del invierno, las actividades náuticas quedan relegadas a un segundo plano o desaparecen directamente cuando el frío se va adueñando de puertos y zonas costeras. Llegado ese punto, es el momento de sacar el barco del agua y dejarlo todo dispuesto para invernarlo.
¿Qué es el invernaje cuando hablamos de barcos?
Que durante la época de frío no vayamos a hacer uso de nuestro barco no significa que nos olvidemos de él. El invierno es una estación especialmente dura para las embarcaciones y si no las protegemos debidamente nos pasará factura en la siguiente temporada.
La inactividad, el frío, la humedad, las condiciones del mar… pueden convertirse en unos enemigos de los que solo daremos cuenta cuando queramos volver a salir a navegar con la llegada de nuevo del buen tiempo, haciéndonos gastar grandes cantidades de dinero y tiempo en reparaciones.
Invernar el barco supone tomar una serie de precauciones y medidas de actuación para protegerlo. Todas son importantes pero hay una que lo es especialmente, sobre todo si nuestro motor es fueraborda, y es sacarlo del agua.
El motor de las embarcaciones en invierno
El motor es uno de los componentes más importantes de los barcos y uno de los que se necesita vigilar más de cerca. En invierno específicamente es fundamental “guardarlo” y protegerlo para asegurarnos de poder disfrutar sin sobresaltos cuando volvamos a usarlo.
Empezar por usar un anticongelante adecuado y hacer una retirada de toda la sal en cada recoveco con agua dulce y un jabón y cepillos adecuados es un buen comienzo. El depósito es conveniente que se guarde completamente lleno de gasoil. Lo más fácil y seguro es dejar en manos de un profesional toda este protocolo, junto con el resto de acciones convenientes, pero si decides hacerlo tú mism@ asesórate bien, consulta el manual y asegúrate de hacer un trabajo meticuloso.
Como norma general, mantener el motor en buen estado es la mejor manera de tener las averías y fugas controladas.
Y, aunque es bueno establecer de cara al invierno este protocolo todos los otoños, no podemos olvidarnos de la norma general de hacer todo el año un correcto mantenimiento de esta pieza tan importante.
Hay algunas recomendaciones que no por obvias vamos a olvidar como permanecer siempre atentos de los indicadores de alarma, pero además de esta hay otra serie de pautas a seguir:
- Prestar atención a los ruidos u olores extraños que puedan surgir en algún momento en el motor. Y también a las vibraciones anormales (que pueden corresponderse con el mal estado de alguna de las hélices).
- Usa combustible adecuado y de buena calidad.
- Controlar a través del termostato periódicamente su temperatura.
- Seguir la guía de mantenimiento y las indicaciones que se expongan en ella sobre calibradores, anticongelante, aceite, filtros, etc.
- Darle un “lavado” con agua dulce tras cada uso, de modo que se elimine la sal, cuyo efecto puede ser muy corrosivo contra los materiales metálicos. En general, evitar la oxidación es un buen objetivo para alargar la vida útil de los motores en embarcaciones. El aceite y la vaselina son dos grandes aliados.
- Recuerda que al cambiar el aceite conviene vaciar primero el depósito y quitar el viejo para que no se mezclen.